domingo, 9 de febrero de 2014

Los dos rayan queso; la
alacena está repleta y abierta de par en par.
Las papas se mueven en la sartén
como si el aceite,
alevoso, las agitara.
Chirría una puerta próxima al baldío
de la esquina donde los demás preparan las mesas:
tablones de madera sobre caballetes de acero.
Pero tus canciones podrían ser pegadizas, dice
Pache y al moverse
se traba el pie con el trapo enredado,
en la bolsa de arpillera
toda tirada en el piso.
Ella, chasquea los dedos

                                      y dice si, y también verdaderas.

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