recientemente recuperada y
concentra su vista en la pizarra
verde donde dejó escrito, con tiza,
palabras que sigue paladeando feliz:
fortuna y virtud.
Revisa los apuntes y,
justo antes de sacar el
justo antes de sacar el
paquete de cigarrillos que guarda
en el bolsillo del jean,
en el bolsillo del jean,
se acuerda que es mejor fumar afuera.
Esta vez no va a lloviznar, piensa,
mientras los pibes y las pibas están inquietos
pero sentados en semicírculo.
Faltan dos horas para que el viento empiece a chiflar
y a filtrarse por las hendijas.
La responsable del espacio,
que es muy flaca, de pelo corto y no tiene frío,
trae tortafritas y
todos se entusiasman menos él porque
inmediatamente vio que tienen
azúcar, rociada en gran proporción:
nunca le gustó el sabor agridulce.
Brilla la lámpara de larga duración.
Marco acepta, tiene hambre
como cualquier persona que, por
mientras los pibes y las pibas están inquietos
pero sentados en semicírculo.
Faltan dos horas para que el viento empiece a chiflar
y a filtrarse por las hendijas.
La responsable del espacio,
que es muy flaca, de pelo corto y no tiene frío,
trae tortafritas y
todos se entusiasman menos él porque
inmediatamente vio que tienen
azúcar, rociada en gran proporción:
nunca le gustó el sabor agridulce.
Brilla la lámpara de larga duración.
Marco acepta, tiene hambre
como cualquier persona que, por
falta de tiempo,
no almorzó al mediodía
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